
Todo el mundo espera con ilusión el verano, pero no resulta tan agradable cuando las temperaturas alcanzan los tres dígitos. Los adultos mayores son los más afectados por las altas temperaturas, no solo físicamente, debido a problemas como la insolación y el agotamiento por calor, sino también mentalmente. Algunos de mis pacientes me dicen que cuando suben las temperaturas tienden a quedarse en casa, renunciando al ejercicio y a otras actividades, como la jardinería, o incluso a reunirse con los amigos. Este tipo de aislamiento puede causar depresión y ansiedad.
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, el calor extremo puede poner de mal humor a las personas, provocando agresividad al conducir, altos niveles de estrés y problemas para dormir. Las personas también pueden tener problemas de concentración y ser más impulsivas, lo que da lugar a malas decisiones. Los estudios demuestran que los índices de suicidio y abuso de drogas (sustancias) aumentan durante los períodos de altas temperaturas.
El calor extremo es especialmente problemático para las personas mayores de 65 años. Una de las razones es que muchas personas mayores toman varios medicamentos, tanto de venta libre como recetados. Dependiendo del medicamento, las altas temperaturas pueden afectar la forma en que el cuerpo reacciona al medicamento. Según la Asociación Americana de Psicología, muchos medicamentos recetados para tratar enfermedades mentales pueden interferir con la capacidad del cuerpo de adaptarse al calor, lo que puede provocar peligrosas enfermedades por calor. Algunos de estos medicamentos también pueden aumentar o disminuir la sudoración, que es el mecanismo natural de enfriamiento del cuerpo.
Las personas que toman alguno de los medicamentos indicados a continuación deben consultar a su médico para evitar reacciones negativas cuando suben las temperaturas.
Entre estos medicamentos se incluyen:
Antipsicóticos, como:
- Haloperidol
- Olanzapina
- Quetiapina
- Risperidona
Inhibidores selectivos de la recaptación de seratonina (SSRI, por sus siglas en inglés), como:
- Fluoxetina
- Sertralina
Inhibidores de la recaptación de seratonina y norepinefrina (SNRI, por sus siglas en inglés), como:
- Duloxetinea
- Venlafaxina
Antidepresivos tricíclicos (TCA, por sus siglas en inglés), como:
- Amitriptilina
- Clomipramina
Otros medicamentos comunes que pueden alterar la capacidad del cuerpo de hacer frente al calor son los medicamentos cardiovasculares, como:
- Diuréticos
- Betabloqueantes
- Antihipertensivos
- Antiagregantes plaquetarios
- Antianginosos
Los medicamentos de venta libre también pueden producir efectos negativos. Muchos, como la aspirina, los antiinflamatorios no esteroideos (NSAIDS, por sus siglas en inglés) y el paracetamol (acetaminofén) pueden aumentar el riesgo de lesiones hepáticas y daño renal relacionados con el calor a causa de la deshidratación, por lo que es importante beber mucha agua para mantenerse hidratado.
Otra razón por la que los adultos mayores pueden verse más afectados por las altas temperaturas es la falta de aire acondicionado. Muchos jubilados viven con ingresos fijos y no pueden comprar un aparato de aire acondicionado ni pagar las elevadas facturas de electricidad que resultan de su uso. Muchas ciudades ofrecen a sus residentes lugares donde refrescarse, como bibliotecas y centros para adultos mayores, que también pueden ayudar a reducir la sensación de aislamiento, pero vivir en una casa sin aire acondicionado puede perjudicar la salud mental y física.
Por último, los estudios demuestran que el calor extremo puede afectar la cognición de personas de todas las edades, lo que puede ser un grave problema para las personas mayores que ya tienen problemas cognitivos. Los índices de hospitalización y mortalidad de las personas con demencia aumentan durante las olas de calor.
El verano es un buen momento para programar una cita con un médico de atención primaria para hacer un repaso de la medicación y obtener más información sobre cómo lidiar con las altas temperaturas.