El equipo de Homecare Dimensions ayuda a una paciente diabética a volver a caminar

Los cambios en la dieta y el ejercicio fueron decisivos

Después de su alta del hospital donde recibió tratamiento por una grave herida en la pierna, la paciente de El Paso, María Herrera, tenía miedo de levantarse de la cama, y sobre todo de caminar hasta el baño o la cocina. Sin embargo, el equipo de profesionales de atención médica de Homecare Dimensions le ayudó a entender que bajo su cuidado podría volver a caminar.

El primer obstáculo a vencer era controlar la diabetes.

La enfermera auxiliar Emily García era responsable del cuidado de la herida de María y también ayudó a María a aprender sobre nutrición, y le aconsejó que llevara un registro de lo que comía y de cómo afectaba su bienestar. Hizo que María anotara su nivel de azúcar en sangre y lo comparara con lo que había comido el día anterior. María se dio cuenta de que, si comía alimentos más saludables, se sentía mejor. Esto le ayudó a ver que ella misma podía controlar su salud física.

Al principio, María se resistió a seguir los consejos de Emily de comer mejor porque prefería su dieta habitual, que se componía básicamente de arroz, papas, pan dulce y poca o casi nada de proteína.

María comentó, “Yo no tenía nada de hambre. Todavía me estaba recuperando del COVID y todo me sabía mal. Estuve en el hospital durante dos semanas y todo me caía mal”.

Después de ser dada de alta se mudó con su hija, quien le preparaba comida saludable. Entonces María empezó a comer más verduras y proteínas y menos comida poco saludable.

“A veces las personas piensan que están siendo castigadas cuando alguien les dice, ‘No puede comer eso, usted tiene diabetes’. Puede seguir comiendo su comida favorita de vez en cuando, pero en pequeñas porciones”, le dijo Emily.

Gracias a los cambios en la dieta, María ya no necesitaba medicina para la diabetes para controlar su nivel de azúcar en sangre. Como resultado, la herida de María también empezó a sanar más rápido.

Emily siempre anima a los pacientes a “hacer su tarea”, es decir, los ejercicios que les asignan otros integrantes del equipo de atención médica. Con el tiempo, esta coordinación de la atención ayudó a María a recuperarse.

Cuando María empezó la fisioterapia, Diana Ramírez y Elvia Saldívar la ayudaron. Al principio no estaba muy motivada. Hizo algunos avances, pero su herida aún estaba en proceso de sanación. Dejó de esforzarse durante las sesiones de terapia porque tenía miedo de no poder hacerlo. Cuando el avance de María se estancó la dieron de alta temporalmente para dar más tiempo a que sanara su herida y permitirle estar más preparada mentalmente para continuar.

Diana comentó, “Veíamos que sí tenía ganas de recuperarse, solo que tenía miedo”.

También le dieron una copia de los ejercicios de tarea para que ella siguiera haciéndolos por su cuenta.

Luego, Judy de la Cruz, la terapeuta ocupacional auxiliar, trabajó con ella para fortalecer sus músculos para que pudiera sentarse y estar de pie de mejor forma. Judy observó que el ánimo de María había mejorado y que estaba más alegre. Empezó a hacer su tarea y continuó trabajando con Judy para poder sentarse y ponerse de pie. Ya estaba más motivada para reanudar sus sesiones de fisioterapia. La familia de María siguió brindándole su apoyo preparándole comidas saludables y asegurándose de que hiciera su tarea.

La terapia ocupacional y física le dieron la confianza para levantarse, moverse y hasta ir al baño sola en lugar de usar un orinal. Este fue un importante logro para ella. Con el tiempo recobró la capacidad de sentarse y levantarse por sí sola y caminar por la casa usando un bastón para apoyarse.

Acerca de las enfermeras y terapeutas que le ayudaron María dijo, “Todas fueron muy lindas conmigo. Me animaron a recuperarme. “Mi pie ya ha sanado y gracias a las enfermeras que me atendieron, el doctor me dio de alta y me dijo que siguiera caminando para recuperar mis fuerzas”.