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Sirena Espinosa

LVN, Normoyle Senior Center, San Antonio

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“Es para lo que estoy capacitada, pero era la primera vez que ponía en práctica todo lo aprendido”.

En un día normal en el Centro para Adultos Mayores Normoyle en San Antonio, la enfermera de WellMed, Sirena Espinosa, desempeña una función muy parecida a la de un enfermero escolar. Sirena atiende entre ocho y veinte visitantes del centro todos los días. “Vienen a pesarse o a que les tomemos la presión arterial, y pasamos un rato hablando sobre hábitos de vida saludables”, comentó Sirena.

El 25 de enero de este año fue un día diferente. Sirena decidió quedarse en el centro para tomar su descanso del almuerzo ese día. Estaba en su oficina, con la puerta ligeramente entreabierta para poder concentrarse en alguna tarea, cuando oyó que alguien gritaba. Había una emergencia en la sala de vóleibol.

Mientras alguien llamaba al 911, sirena corrió a la sala donde encontró a un hombre, boca abajo en el suelo y sangrando. “El señor estaba azul y tenía una cortada en la frente. Lo primero que pensé fue ‘Esto no puede estar pasando’”, dijo Sirena.

El señor no reaccionaba y no tenía pulso. Sirena inició inmediatamente la reanimación cardiopulmonar. Al cabo de unos minutos de gran intensidad, el señor empezó a respirar. “En aquel momento parecía estar sufriendo una convulsión y echaba espuma por la boca”, añadió. A los pocos minutos llegó el servicio médico de emergencia, que trasladó al aturdido paciente al hospital.

Mientras tanto, Sirena estaba conmocionada y afectada emocionalmente. “Me senté en mi oficina unos minutos, pero luego tuve que irme a casa. Estaba abrumada. Aquello parecía algo irreal”, comentó. “Incluso lloré en algún momento. Es para lo que estoy capacitada, pero era la primera vez que ponía en práctica todo lo aprendido”. Curiosamente, Sirena también es instructora de reanimación cardiopulmonar.

Al día siguiente, la esposa del señor acudió al centro para adultos mayores para darle las gracias a Sirena. Dijo que habían ingresado a su marido en el hospital y que su estado era estable. Añadió que su marido se había fracturado la nariz y el pómulo izquierdo, y que le habían dado puntos en la frente.

Gracias a Sirena, el señor vive un día más para contar a los demás lo que le pasó aquel día de enero.